viernes, 9 de noviembre de 2007

Uno puede tratar de absorber al universo, racionarlo en porciones digeribles, clasificarlo en recetas más o menos sofisticadas, presentarlo elegantemente con dos hojas de rúcula y una de perejil; pero al fin y al cabo el universo siempre nos atraviesa, nos rebalsa, nos empacha tanto que juramos que es la última vez que nos acercamos a él y sin embargo al rato, nomás, ya estamos nuevamente empecinados en nuestra gula.

La imposibilidad de llevar una tarea a cabo con éxito nunca nos resulta suficiente excusa para no emprenderla, y felices marchamos con nuestros fracasos al hombro.

3 comentarios:

t O L a dijo...

es mas feliz el que menos necesita, sí...

como decia alguien de apellido Sabio, "los zapatos que no usas no son tuyos" - es heavy pero es verdad... si tantos lo entendieran...
si yo lo entendiera todo el tiempo...

es que hay que justificar, poner nombre a todo lo que uno no termina de comprender / gustar...
¿para qué? a veces sólo hay que aceptar, sin dejar de dar lo mejor de uno, creo yo. basta de empaquetar lo inentendible, jjojojoj

qué vueno que bolbysteh!

Radio AM. dijo...

Ninguna cosa tiene forma ni tiene nombre.

La percepción existe y eso es todo.

El propio hecho de proponer una realidad sintetizada en palabras, como hacemos, es una violenta deconstrucción de la realidad que no hace más que negarla.

Por eso soy muy amigo de la cosquilla que sentimos al sentir y bendigo cada una de sus visitas.

¡Un beso!

t O L a dijo...

jiji jooo

´castoy, ale!!

... rracias porquesí.

un beso

ahora me voy al post nuevo que no lo habá visto, chau.-